Twitter y la libertad de expresión

Admiro a mi padre. Soy consciente de lo que hizo por mí y mis hermanos, porque decidió querernos y cuidarnos. No obstante, a pesar de que era bastante atípico en su forma de tratarnos, por lo amigo y “patojo” que se comportaba con nosotros, era estricto. Bastaba una mirada para que yo supiera que tenía que dejar de hacer lo que hacía, explicarle el por qué de mi comportamiento o guardar silencio. Le molestaba que lo interrumpiera, en especial si veía un buen programa de televisión, conversaba con alguien o estaba enojado. Nunca puso límite a lo que yo deseaba expresar, pero habían reglas que era mejor respetar.

La libertad de expresión ha sido establecido como un derecho fundamental para todo ser humano. Es definido como “Un medio para la libre difusión de ideas”. De éste deriva también la libertad de prensa, que da el derecho a los ciudadanos a organizarse para utilizar medios de comunicación que no estén censurados por el Estado.

Hay que estar consciente de que ningún programa de televisión, radio o prensa escrita va a abrir su espacio para que cualquiera que lo desee emita su opinión a través de ellos simplemente porque existe la libertad de expresión. Éstos medios son privados; hay alguien que define las reglas con que trabajan; hay intereses detrás de ellos, algunos con cierta honorabilidad, si se desea juzgar así, como lo sería llevar la verdad a los ciudadanos, los menos, y otros generar riqueza, los más (aunque la mejor forma de genera riqueza sería hacerse de buena reputación trasladando información veraz e importante, lo uno no necesariamente excluye a lo otro). Si consideramos un medio de comunicación malo, lo mejor es dejar de consumirlo. Malo sería que alguien viniese a imponerle a ellos las reglas con las que deben de trabajar.

Twitter es una empresa privada que brinda un servicio gratuito a sus usuarios. Ellos, como dueños, tienen derecho a establecer la forma en que funciona la herramienta. No tenemos derecho a exigir nuestra libertad de expresión a través de ellos. Si no gustan las reglas es sencillo: hay que abandonarlo. Hay que entender que no están y no deberían de estar obligados por nadie porque ellos también tienen sus derechos. Otra cosa sería que vinieran a limitar nuestra libertad de expresión en un medio que fuera nuestro: en un periódico, revista, programa de televisión o radio o en un sitio en Internet del que uno es dueño.

Más parece que nos apuntamos en todo lo que sea “En contra del pueblo”, “En contra del imperialismo”, “A favor de la clase que lucha”… y cuanto eslogan popular existe.

Twitter es una excelente herramienta pero no somos dueños de ella. Y seguro que si lo fuéramos no nos gustaría que vinieran a imponernos de qué forma llevar nuestra empresa.

Mi padre me enseñó muchas más lecciones de las que cree o está consciente: respetar reglas no es limitar la libertad.

Tutuista compartió un interesante artículo que explica más o menos lo que Twitter está haciendo, vale la pena leerlo si te preocupa mucho el tema de la censura.

Hubo un tiempo en que el mundo se movía sin Twitter, y si éste desaparece, se seguirá moviendo igual.

Saludos